Melgar y los tiempos electorales
Código Nucú / César
Trujillo
Hace algunos meses
nadie se hubiese atrevido a señalar que el nombre del senador del Partido Verde
Ecologista de México (PVEM), Luis Armando Melgar Bravo, brincaría en estos
tiempos de definiciones políticas, en la antesala de los comicios rumbo al 2018.
Para muchos, había cavado su tumba por algunos errores que lo orillaron a
distanciarse, de algún modo, del gobernador Manuel Velasco Coello y su equipo
de favoritos (a los que el jefe del Ejecutivo les habían ya prometido las
perlas de la virgen); para otros, no podía estar vetado porque no se debe a
humores de aldea ni locales, sino que sirve a intereses nacionales. En fin.
Hoy, aunque en
muchos círculos del poder brinca un nombre con más fuerza y se afirma que tanto
el tricolor como los tucanes cerrarán filas para acuerpar a un “rojo de corazón”,
en lo que pretenda también sea una alianza la que camine, porque así lo han
señalado las cúpulas desde el centro del país, el legislador (hijo predilecto
del Grupo Azteca) nuevamente ha sido metido al ruedo y ha causado cierto
malestar en algunos que no pueden creer que se encuentre mejor afianzado que
otros, incluso que esos que han sido serviles con el gobierno en turno.
Y es que, aunque
sabemos que la mayoría de comentarios son elucubraciones personales, unas, y
filtraciones a modo, otras, Melgar Bravo no es mal visto por quienes desde el
centro lanzan nombres a diestra y siniestra. Es un secreto a voces que con los
poderosos con quienes ha convivido en múltiples ocasiones, mucho antes de que
el pacto con el exgobernador Juan José Sabines Guerrero se diera y lo ungieran
como miembro del Senado, mantiene relaciones de poder e intereses en los que
todos ganan.
Porque más allá de
los errores de Melgar Bravo, que han sido vastos en cuanto a la forma de
dirigirse a la población y el uso de palabras altisonantes creyendo que es un
modo que a la gente le agrada, o en sus panfletos de comunicación que no
aportan nada, o bien, en avocarse a repetir las mismas fórmulas de otros, no se
debe pasar por alto que los candidatos son elegidos acorde al cúmulo de
intereses que permea la política de nuestro país y que distan mucho de los que
usted o yo, como electores, pretendamos o anhelemos.
Que si en el evento
de ayer, en la firma de la Plataforma Político-Electoral 2018-2024, donde el Partido
Verde acuerpó al doctor José
Antonio Meade Kuribreña para la alianza con el Partido Revolucionario
Institucional (PRI), a Melgar no se le vio figurar, que si fulanito le sacó la lengua,
que si no se saludó con perenganito, eso señores (y lo hemos aprendido) es
simplemente intrascendental. Bien lo decía un amigo periodista ayer: política
es política y si no estuviese moviéndose en esos círculos, si Melgar en
realidad no tuviese jugada, desde hace mucho él hubiese tomado otro papel,
cuadrándose a lo que desde el centro le hubiesen indicado, pero no ha sido así
y ahora hasta posando, con una enorme sonrisa, aparece junto al que muchos
analistas consideran podría ser el próximo presidente de México al ser quien representa
los intereses de varios organismos internacionales.
Hoy,
independientemente de que usen su nombre sólo como distractor, aseguran unos, o
que sí tenga la posibilidad de ser abanderado a la sucesión gubernamental en
caso de no darse la alianza en Chiapas, usted verá el nombre de Luis Armando Melgar
Bravo por mucho rato más ocupando puestos de elección popular y mostrando que
ni la inconformidad de la gente, ni el malestar del pueblo, ni nada de lo que
pase cambiará esa vieja fórmula que impera en México y en muchos países del
mundo.
Nos urge entender
que los acuerdos, y lo he repetido hasta el cansancio, son netamente cupulares.
Que éstos van mucho más allá de que pensamos de nuestro espacio, pues trastocan
intereses económicos muy fuertes que están en juego en cada comicios donde nos
siguen haciendo creer que la democracia puede cambiarlo todo, y,
desgraciadamente, no es así.
Ganan quienes
quieren que ganen y los fraudes cometidos en el 2015, en toda la geografía
chiapaneca, son la muestra perfecta de cómo funcionan las cosas y cómo el mismo
malestar social termina apagándose lentamente y sepultando todo en una historia
que siempre tiende a repetirse. Sí, esa historia que nos condena siempre porque
no la recordamos o simplemente fingimos olvidarla, mientras seguimos
esperanzados a que algo no tan malo nos pase, como ahora.
Manjar
Que
Guirao dice tener un mandato celestial. No cabe duda que la estupidez no conoce
fronteras, pero en algunos se aferra fuerte y nomás no los suelta. #PerdónaloDiosito // Ayer, en el
Brazeiro, mis amigos columnistas se reunieron para celebrar las quince
primaveras de nuestra compañera Gabriela Figueroa. Le tundieron duro a la
comida y pasaron un rato muy agradable celebrando a la vida. No se puede pedir
más. #Enhorabuena // La recomendación
de hoy es el libro Ética y Política (Para
tiempos violentos) de Gerardo Ávalos Tenorio y el disco Far Beyond Driven
de Pantera. // Recuerde: no compre mascotas, mejor adopte. // Si no tiene nada
mejor qué hacer, póngase a leer.
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