Los baños de pueblo del senador
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Nucú / César
Trujillo
En
efecto, Chiapas es un estado rico con gente pobre, pero eso no da pie para que
ese “somos” englobe a la clase política ni de chiste. Mucho menos a un senador
del Partido Verde Ecologista de México (PVEM) como Luis Armando Melgar Bravo
quien siempre anda con ropa y zapatos de marca, el pelo engomado y a quien se
le relaciona con una familia pudiente de México, como los Salinas Pliego:
dueños de Televisión Azteca.
No.
Él no es gente pobre para que haga uso de la inclusión en su retórica y se
muestre como un político diferente, porque tampoco lo es. Melgar Bravo ni de
broma puede ser considerado entre el alto porcentaje de pobres que cobija la
entidad y que nos hace un pueblo de pobres, pese al discurso con baños de
pueblo que busca darse. Deje me explico.
Según
el Manual de Percepciones de los Senadores y Servidores Públicos de Mando, que
se publica en el Diario Oficial de la Federación (DOF), la dieta neta mensual
de un senador de la República es de 236 mil 67 pesos, un sueldo muy alto para
muchos que sólo llegan a calentar la curul. Aquí debo señalar que la cifra varía
porque la Tesorería del Senado dice que el sueldo es de 171 mil 443.7 pesos al
mes, aun así son dos mil 142.24 salarios mínimos a la bolsa.
A
esto podemos sumarle un seguro de vida institucional (40 meses de dieta bruta),
más el seguro de gastos médicos mayores (son mil 500 salarios mínimos generales
mensuales), más el seguro de separación individualizado (un beneficio colateral
del seguro de vida institucional y se constituye con aportaciones voluntarias
del 10% de la dieta por parte de los Senadores y por un tanto igual del Órgano
Legislativo incluyendo el ISR correspondiente). ¡Ah!, también tienen una
gratificación de 40 días de dieta, más apoyos para traslado, asistencia
legislativa y atención ciudadana. ¡Uff!
Los
sueldos de los senadores pueden llegar hasta más de 400 mil pesos al mes con un
trabajo respetable en algunos casos, nimio en ocasiones e inexistente en otras.
Ninguno de los pobres que se encuentran palomeados en el Informe Anual Sobre la
Situación de Pobreza y Rezago Social 2017, de la Secretaría de Desarrollo
Social (Sedesol), que confirmó que el rezago social de Chiapas sigue en la
clasificación de “Muy Alto”, podría tener a una vida de lujos y excesos como
las del senador azteco. Punto.
Todos
sabemos que la carrera desesperada rumbo a la gubernatura en el 2018 lo hace
cometer errores, pero hasta en eso debería de existir niveles. Es grosero que a
un hombre soberbio y pudiente se le dé llamarse “pobre” cuando hace no mucho le
revelaron la existencia de, incluso, un yate de su propiedad. ¡Vaya nivel de pobreza!
Melgar
no sólo ha emprendido una simulada campaña en defensa del medio ambiente con la
repartición de botes de basura que llevan tatuado su apellido, cobijado bajo
una fundación electorera que busca comprar conciencias (como todo político
burgués), sino que ahora quiere también aparentar estar “a la altura” de la
gente, o lo que es lo mismo: de quienes viven con un salario mínimo al día, o
menos.
La
aritmética no miente y es, como diría el periodista Julio César Casma,
brutalmente simple. Las brechas de desigualdad son insoslayables e imposibles
de ocultar. Con 80.03 pesos cada mexicano debe aprender a vivir y alimentar a
su familia. Es decir, que entre los 2 mil 400 pesos mensuales de quienes
perciben el mínimo y los 236 mil 67 pesos que gana el senador hay una
diferencia de apenas 233 mil 666 pesos. Quizá a esa pobreza es a la que se
refiera el senador, quien cree merecer ganar más y yo he malinterpretado todo.
¡Mea culpa!
Lo
cierto es que alguien que le da una playera con su apellido a un hombre y luego
pide le limpie sus zapatos de más de 12 mil pesos, que posa con una sonrisa
socarrona, cobijado en el poder que le da su status, no es para nada un hombre
pobre. O bien, quizá yo esté mal y me he llevado más de 800 palabras para
entender que la pobreza que tiene es mental y de espíritu, y así, mire usted,
ni cómo ganarle.
Manjar
Chiapas
sigue y seguirá siendo un estado sumido en la indefensión mientras los puestos
en las dependencias de gobierno sigan quedando en manos inoperantes. Ayer
impusieron en la Secretaría de Pesca y Acuacultura a Miguel Prado de los
Santos, el playboy de la costa, cuyo máximo mérito es una fotografía donde
aparece sin ropa y las acusaciones de acoso y trato déspota desde Arriaga. Lo
he dicho y lo repito: al gobernador le interesa más mantener con chamba a sus
amiguitos que el desarrollo de la entidad. #Estamosjodidostodosustedes // La recomendación de hoy es el libro El
desarrollo económico: un mito de
Celso Furtado y el disco Alfonsina y el
mar de Tania Libertad. // Recuerde: no compre mascotas, mejor adopte. // Si
no tiene nada mejor qué hacer, póngase a leer.
@C_T1
palabrasdeotro@gmail.com
961-167-87-07
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