Josean, la sumisión y la búsqueda del poder
Fue
en enero del 2015 cuando el actual secretario del Campo, José Antonio Aguilar
Bodegas, retornó a la política en Chiapas buscando ser el candidato oficial del
Partido Revolucionario Institucional (PRI) a la diputación por el XII Distrito
federal electoral. Lo hizo tras ser “perseguido político” seis años por el
exgobernador Juan José Sabines Guerrero, ahora cónsul en Orlando, Florida. Sin
embargo, en un acto de sumisión total, y acatando las órdenes del gobernador
Manuel Velasco, cedió el paso al otrora alcalde de Tapachula, Samuel Alexis Chacón
Morales, favorito del Gobierno del Estado, quedando en la banca de espera.
Ese
acto de obediencia —al puro estilo del feudalismo—, violentando su propia
militancia como priista y sus propios “valores” como político (si alguna vez
los tuvo), le valió a Aguilar Bodegas el puesto en la Secretaría del Campo que
le heredara el ahora diputado federal, Julián Nazar. El pago por haber dejado
que Samuel Chacón fuera diputado federal del PRI fue mejor de lo esperado, pues
lo colocaron en un puesto estratégico que le ha permitido mostrarse como carta
jugada para el 2018 en diferentes zonas de la geografía chiapaneca, así como poder
manipular los programas, al grado de venderse como el mesías que ha logrado
establecer el enlace entre el Gobierno del Estado y la Casa del Pueblo en
Venustiano Carranza, lo cual se ha dado por la buena voluntad de los
campesinos, más que por un arduo trabajo del secretario.
Su
primer paso como secretario del Campo fue atacar con todo a Nazar. Lo acusó de
haberse robado hasta el papel higiénico de los sanitarios y en sus pesquisas descubrió
el hilo negro que ahora usa a su favor (junto a su asesor, el profesor Manuel
de la Torre): el exsecretario del campo había desviado millones de pesos de los
programas para sus perversos fines. Había usado los apoyos de la Secretaría del
Campo para robustecer su padrón de cenecistas y así había logrado empoderarse
aún más en la zona que le interesaba. La lectura la tiene clara ahora Aguilar
Bodegas y empieza a hacer lo mismo, aunque de forma más sofisticada.
Es
decir, los apoyos se dan y llegan bajo una política asistencialista y
condicionada del dar y dar: Aguilar Bodegas usa los proyectos y los aterriza, y
a cambio las organizaciones y grupos campesinos (mañana leerá que saldrán como
fieras a defenderlo) mantienen un respaldo incansable hacia el funcionario. Sin
embargo, hace ya bastante rato en que ha manifestado sus aspiraciones (o
suspiraciones) nada chiquitas en su ansiada búsqueda por ostentar el poder, pues
anhela ser quien ocupe la silla que dejará vacía (junto a una bomba de tiempo
por la ingobernabilidad que existe), el jefe del Ejecutivo Manuel Velasco
Coello a quien Josean le está eternamente agradecido por haberle dado el tanque
de oxígeno que requería para regresar a la vida política del estado.
La
crítica, aclaro, no va fundada en las suspiraciones de Josean que tiene los
mismos derechos de otros, sino en la forma en que está haciendo uso de la
Secretaría del Campo para hacer campaña y para torcer las leyes a favor de él o
de sus amigos, con los que comparte algunos intereses en común: Marden Camacho
y el pleito familiar por Avimarca son muestra clara de la intromisión de un
funcionario del gabinete estatal que usa su poder, respaldado por el Estado,
para bendecir a unos y maldecir a otros, eso sí sin importar el daño emocional
y socioeconómico que esto ocasione.
Si
Aguilar Bodegas quiere ser candidato de algún partido político (el que sea
porque ya su estadismo ha quedado en entredicho por la sumisión que ha
demostrado frente al Gobierno del Estado en manos del PVEM) debería renunciar a
su puesto y a las prebendas que éste le regala. Porque no es lo mismo recorrer
Chiapas con la venia del gobernador y escudado bajo los recursos del Estado,
enarbolando un trabajo que es netamente institucional, con programas federales
y estatales, que hacerlo sólo con recursos propios, picando piedra por llamar
la atención de los chiapanecos y sin hacer uso de las prerrogativas (otro tema
pendiente en Chiapas).
Mal
hace Josean al buscar venderse como un hombre íntegro, y más mal buscar subirse
a la farándula política a través de una serie de señalamientos contra el
exgobernador Pablo Salazar de robarle la elección a favor de Sabines (que así
fue), por el tiempo que ha pasado (12 años). Si estos ataques de Josean se
hubiesen dado justo cuando arribó a la Secam, si su filtración de audios
hubiese sido en esos tiempos, otra cosa se pensaría. Pero hacerlo en la
antesala de los comicios electorales, hablar de moral cuando ha sido partícipe
también de la misma mafia, es sólo muestra de esa imperiosa necesidad por
figurar en las redes y buscar llamar la atención sabiendo que los tiempos ya se
le fueron y que no trae el respaldo requerido, y que hay nuevas cartas que lo
superan no sólo en poder, sino en astucia. Empezando por haber creído que si el
góber les dice que caminen lo dice de forma literal y única, sin saber que es
como Rigo Tovar, puro amor, y se los dice a todos.
Manjar
Sin
mérito alguno, a la diputada federal del Partido Verde Ecologista de México
(PVEM), Sassil De León Villard, se ha dicho le darán un puesto ahora en la
Cámara Alta como senadora y, quizá, sin aparecer en las boletas (nada nuevo).
Es un premio, seguramente, por ser fiel a la postura de un Estado que
menosprecia a las mujeres en la que ella es experta. La Sedem y las hermanas De
León saben perfectamente de ello. #PobreChiapas
// La recomendación de hoy es Paralelo 42
de John Dos Passos y el disco Watertown
de Frank Sinatra. // Recuerde: no compre mascotas, mejor adopte. // Si no tiene
nada mejor qué hacer, póngase a leer.
@C_T1
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